Su actividad escultórica fue breve pero significativa para el ambiente artístico de su época, por su atrevimiento a trabajar con materiales nunca vistos en la escultura nacional y exhibirlos, lo que constituyó un verdadero desafío en plena mitad de los años sesenta.
Los materiales no tradicionales consistían en arpilleras con cera, papel de diario con engrudo, fierro con tela de fibra metálica, cemento, caucho con los que daba forma a extrañas figuras humanas o de animales, impresionantemente feas, difíciles de precisar, pero novedosas y auténticas.
Su obra gráfica presenta dibujos y serigrafías en los que utiliza tinta china, lápiz y carboncillo. Por medio de una prolija técnica puntillista, realiza surrealistas escenas protagonizadas por misteriosos personajes sin rostro, mujeres y hombres ejecutando los más diversos oficios, sacados de la cotidianeidad del mundo moderno. Recurrentes son los vendajes que sugieren la libertad coartada del hombre actual, utilizando la ironía para denunciar un caos existencial.
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